En donde recibimos a todos los niños que por su discapacidad no los aceptan en ningún lado. Tratamos de trabajar como una escuela regular en donde todos nuestros niños tienen un horario, un programa académico, un uniforme, etc.
Los papás son responsables de pagar la cuota de recuperación que en la mayoría de los casos es simbólica y tenemos otros becados al 100%. Las maestras son licenciadas en educación especial y con una subespecialidad en alguna discapacidad (trastornos neuromotores, problemas del habla y el lenguaje, detección de problemas en el aula, deficiencia mental, etc.).
Hemos logrado que nuestros niños se quieran entre ellos se procuren y respeten como también es notoria su autoestima al saberse plenamente aceptados y queridos.
Es claro el avance en su expresión verbal, algunos de ellos tienen logros muy importantes en su flexibilidad corporal, todos han mejorado su coordinación y motricidad fina. Es ahí donde se pueden ver los avances que tenemos pero sobre todo en que vienen felices a la “escuelita”.